El día 29 de julio de 2007 una niña llamada
Jenifer Segovia fue victima de
violencia de genero.
Una persona, por miedo o por celos, intentó hacer daño a su pareja, pero al no poder hacérselo a ella directamente, se lo hizo a su hija de 10 años, sabiendo que el mayor daño que se le puede hacer a una mujer es a través de sus hijos.
Ese día, Jenifer y sus hermanos iban a casa de su tío para hablar con su madre por vídeo chat, ya que ella se encontraba en España. Al enterarse, esta persona también acudió. Al principio, mientras conversaban con su madre todo iba muy bien, estaban todos muy contentos. Sin embargo, en el momento en que este individuo se sentó frente al ordenador para seguir hablando con la madre de los niños, algo sucedió, pues, desde ese momento, él dejó de ser el mismo.
Cuando volvieron a casa, todo parecía normal, excepto porque este señor estaba muy callado...
La tarde transcurrió tranquila, hasta que, la hermana mayor decidió salir un momento, dejando a los demás a cargo este señor, con la tranquilidad de que sus abuelos vivían a unos pasos de allí.
Desde entonces el comportamiento de esa persona cambió por completo, hacía y decía cosas sin sentido. Jenifer decidió ir a la habitación de su madre a ver la tele. De repente, entró él, cerrando de inmediato la puerta, seguidamente, arrojó el
thinner, que se encontraba en una botella de cristal, quedando esparcido por el suelo de la habitación. Jeni, en un momento de desesperación, se abalanzó encima de él. Éste, la agarró y la tiró con todas sus fuerzas al suelo. Realmente, no sabría decir cuánto tiempo permaneció allí. Al despertar, se subió encima de la cama se su madre y saltó a la cama de su hermanito, que estaba a lado. Cuando quiso darse cuenta, este hombre la agarró del pelo y le metió la cara en fuego. En cuanto consiguió que la soltara , ella se fue hacia la ventana y él se dirigió hacia la puerta , bloqueándola para que no pueda salir.
Mientras estaba sentada, apoyada en la pared, se rindió. Se sentía sin fuerzas, realmente pensaba que no saldría de allí... Hasta que, de repente, escuchó la voz de su hermana, desde fuera, llamándola, diciéndole que saliera. Entonces, sacó fuerzas de donde no las tenía, consiguió levantarse y salir de la habitación corriendo. Al llegar a la calle, había un montón de gente y siguió corriendo hasta encontrar a algún vecino que pudiera acercarla al hospital.
La llevaron al hospital del quemado de Asunción. Al ingresar, entró en un profundo sueño y cuando quiso darse cuenta, habían pasado tres meses y tenía el 47% de su cuerpo quemado.
Estuvo yendo y viniendo del hospital, para operarse o para las curas durante mucho tiempo, ya que cuando salió todavía tenía heridas en la espalda.
Seis meses después de haber sufrido aquella agresión, su madre consiguió sacarla del país (Paraguay) y la llevó a España, donde sigue su tratamiento y va al colegio.
Durante seis años, recibió la ayuda de un psicólogo, que fue un gran apoyo para llevar una vida normal y aprender a aceptarse tal y como es.
En la actualidad, Jenifer tiene 18 años, sigue viviendo en España y ha superado más o menos 70 operaciones. Además, cuenta con el apoyo incondicional de su familia y sus amigos.