martes, 12 de julio de 2016

TIEMPO

Nueve años, ha pasado casi una década y para mí someterme a una cirugía es lo más normal del mundo pero, no todo es así.
Cada 29 de Julio me encierro en casa deseando que acabe el día y planteándome numerosas preguntas que nunca tendrán respuesta, como ¿Qué pude haber hecho para que me hagas eso?.
Pero me doy cuenta de que el problema no era mio, sino suyo, estaba enfermo y quiero creer que nadie era consciente de ello, ni el mismo.
Su objetivo era llevarme con él, pero no lo consiguió y gracias a mi hermana, que no dudo ni un segundo en ir a por mí, abrió aquella puerta a patadas para sacarme y mientras yo salia bordeando la habitación para que no me alcancé, él me seguías con una mirada escalofriante y sonriendo. Ahora me pregunto. ¿Con qué fin, hacías todo eso? ¿Por qué?.
Cualquiera diría que esta batalla la gané yo, pero, no pienso lo mismo, es más, creo que ni gané ni perdí; no perdí porque estoy viva, pero tampoco gané porque lo recuerdo todo.
Se acerca esta fecha y por primera vez no me encerraré en mi misma como he hecho en años anteriores, si no que, lo voy a celebrar como si fuese mi cumpleaños ¡ SE MERECE QUE LO CELEBRE! ya que ese día volví a nacer y con esa experiencia me hice más fuerte, hoy por hoy siempre estoy buscando nuevas razones para sonreír a la vida.
#APORUNASONRISAMÁS








¡VIVE LA VIDA AL MÁXIMO!

PDT: Recuerda que siempre podréis escribirme en aporunasonrisamas@gmail.com

martes, 12 de abril de 2016

LA REALIDAD QUE QUERÍA

En estos ocho años mi vida ha sido muy dura, pero más dura fue mi primer año después de aquel suceso.
Era el periodo de acostumbrarme a mi rostro, mis manos, a mí misma.
Recuerdo que veía mi cuerpo por partes, es decir, primero vi mis manos y posteriormente mi rostro.
Cuando vi mi rostro por primera vez , lo hice en una figura de cristal de la virgen de Caacupé que me habían regalado cuando estaba en el Hospital del Quemado de Asunción. No dejaba de mirarme, al principio no creía que ese reflejo fuera mio, me pasaba días llorando, pero no decía nada, me callaba para que nadie me hablara de ello, pasaba horas y horas en frente del espejo, seguía pensado que esa no era yo y que todo lo que estaba pasando era producto de mi imaginación, que despertaría y que todo quedaría en un mal sueño, pero no fue así.
El tiempo pasó  y yo evitaba verme, hasta que me di cuenta de que si yo no me aceptaba y no me quería, nadie lo haría. Entonces decidí acudir a un psicólogo.
Al principio me costo dejar que me ayudara. Realmente quería aceptarme pero no tenia el valor de mirarme y decir con orgullo "esta soy yo y me quiero".
Es importante tener a una persona que nos guíe porque solos es imposible. Ir al psicólogo no es malo, todo lo contrario, es muy bueno, ya que nos ayuda a superar un momento traumatico de nuestra vida.
En mi caso, gracias al magnífico trabajo psicológico que han hecho conmigo puedo decir: fue difícil pero lo logré, logré aceptarme y a quererme tal y como soy.
Tengo el 47% de mi cuerpo con cicatrices y esas cicatrices me recuerdan cada día que hoy soy como soy por lo que en su día viví, y,  aprendí a que si yo me veo bien las personas que me rodean también me verán así.





viernes, 15 de enero de 2016

ESTA SOY YO





Hace unos días estaba investigando mi caso y me encontré en el periódico "ABC color" de Paraguay donde hablaban sobre lo grave que estaba.
Les dejo el enlace para que lo puedan leer.
http://www.abc.com.py/edicion-impresa/policiales/la-pequena-jennifer-continua-muy-grave-999180.html
Si yo pude salir del estado en el que me encontraba, cualquiera puede.
Sé que es difícil aceptar que tu aspecto ha cambiado y que quizás no puedas hacer las mismas cosas que hacen las chicas de tu misma edad, pero, el tiempo pasa y las cosas cambian.
Esta soy yo antes de aquel 29 de Julio...
                                                                       


Así soy yo después de esa fecha...




Y esta soy yo ahora y me siento muy orgullosa de haber sido capaz de superar todo lo que me ha pasado.
Fueron ocho años muy duros, pero, merece la pena luchar por lo que vale la pena tener.
#APORUNASONRISAMÁS 







viernes, 30 de octubre de 2015

LO MÁS PROFUNDO DE MÍ

Todo lo sucedido me hizo crecer de golpe.
Me arruinaron mi infancia, todo lo que recuerdo de ella está asociado a una imagen: me veo en el hospital, sin poder moverme, sin ser capaz de respirar por mi misma, conectada a numerosas máquinas ...
Ya no era yo.  En aquel momento era consciente de lo grave que estaba, pero sentía, que si me rendía, decepcionará a las personas que creían en mí, que deseaban que me recuperara. Yo también lo deseaba.
Cuando estaba en terapia intensiva, me mantenían dormida. Entonces, soñaba que iba a la escuela, que jugaba con mis vecinos y que salía del hospital cogida de la mano de mi madre; luego despertaba y me sentía impotente, con rabia, con ganas quitarme todos aquellos cables, levantarme e irme, pero no podía, no tenía fuerzas.
No puedo negar que muchas veces pensé en rendirme, en dejar de luchar, simplemente dejarlo, que pasara lo que tuviera que pasar. Sin embargo, al ver a mi madre, mis tíos,mis hermanos... cómo lloraban , como sufrían por verme en esas condiciones, me decía a mi misma que no podía ser tan egoísta.
Hay cosas que se quedan grabadas en la mente y que, por mucho que pase el tiempo, nunca se borrarán. Para mí son las reacciones de mis hermanos. Cuando mi hermano mayor me vio por primera vez, yo ya estaba en una sala. Su mirada era tan triste..., se notaba que estaba asustado. Me dijo que tenía que recuperarme para que me enseñara a andar en la bicicleta. También pienso en mi hermano pequeño, recuerdo que me tenía miedo y no permitía que me acercara a él.

Ahora me doy cuenta de lo doloroso que es revivir todo lo que entonces pensaba y sentía: fueron los momentos más duros de mi vida. Compartir cosas que nunca había contado, es realmente complicado.






martes, 18 de agosto de 2015

..MI HISTORIA..


El día 29 de julio de 2007 una niña llamada Jenifer Segovia fue victima de violencia de genero.
Una persona, por miedo o por celos, intentó hacer daño a su pareja, pero al no poder hacérselo a ella directamente, se lo hizo a su hija de 10 años, sabiendo que el mayor daño que se le puede hacer a una mujer es a través de sus hijos.
Ese día, Jenifer y sus hermanos iban a casa de su tío para hablar con su madre por vídeo chat, ya que ella se encontraba en España. Al enterarse, esta persona también acudió. Al principio, mientras conversaban con su madre todo iba muy bien, estaban todos muy contentos. Sin embargo, en el momento en que este individuo se sentó frente al ordenador para seguir hablando con la madre de los niños, algo sucedió, pues, desde ese momento, él dejó de ser el mismo.
Cuando volvieron a casa, todo parecía normal, excepto porque este señor estaba muy callado...
La tarde transcurrió tranquila, hasta que, la hermana mayor decidió salir un momento, dejando a los demás a cargo este señor, con la tranquilidad de que sus abuelos vivían a unos pasos de allí.
Desde entonces el comportamiento de esa persona cambió por completo, hacía y decía cosas sin sentido. Jenifer decidió ir a la habitación de su madre a ver la tele. De repente, entró él, cerrando de inmediato la puerta, seguidamente, arrojó el thinner,  que se encontraba en una botella de cristal, quedando esparcido por el suelo de la habitación. Jeni, en un momento de desesperación, se abalanzó encima de él. Éste, la agarró y la tiró con todas sus fuerzas al suelo.  Realmente, no sabría decir cuánto tiempo permaneció allí. Al despertar, se subió encima de la cama se su madre y saltó a la cama de su hermanito, que estaba a lado. Cuando quiso darse cuenta, este hombre la agarró del pelo y le metió la cara en fuego. En cuanto consiguió que la soltara , ella se fue hacia la ventana y él se dirigió hacia la puerta , bloqueándola  para que no pueda salir.
Mientras estaba sentada, apoyada en la pared, se rindió. Se sentía sin fuerzas, realmente pensaba que no saldría de allí... Hasta que, de repente, escuchó la voz de su hermana, desde fuera, llamándola, diciéndole que saliera. Entonces, sacó fuerzas de donde no las tenía, consiguió levantarse  y salir de la habitación corriendo. Al llegar a la calle, había un montón de gente y siguió corriendo hasta encontrar a algún vecino que pudiera acercarla al hospital.
La llevaron al hospital del quemado de Asunción. Al ingresar, entró en un profundo sueño y cuando quiso darse cuenta, habían pasado tres meses y tenía el 47% de su cuerpo quemado.
Estuvo yendo y viniendo del hospital, para operarse o para las curas durante mucho tiempo, ya que cuando salió todavía tenía heridas en la espalda.
Seis meses después de haber sufrido aquella agresión, su madre consiguió sacarla del país (Paraguay) y la llevó a España, donde sigue su tratamiento y va al colegio.
Durante seis años, recibió la ayuda de un psicólogo, que fue un gran apoyo para llevar una vida normal y aprender a aceptarse tal y como es.
En la actualidad, Jenifer tiene 18 años, sigue viviendo en España y ha superado más o menos 70 operaciones. Además, cuenta con el apoyo incondicional de su familia y sus amigos.